Ponencia magistral en el II. Simposio Internacional de Producción Animal Sustentable, Universidad Autónoma de Guerrero, Acapulco,
México, 19-20 de Febrero 2004 y
en el III Seminario Internacional en Reproducción Animal
y Producción de Leche y Carne, Universidada Autónoma Metropolitana, Ciudad de México, 26-27 de Febrero 2004;
Conferencia magistral, Universidad Autónoma del Estado de México, Toluca, México, 25
Febrero 2004
EL
COMERCIO INTERNACIONAL Y LA
GLOBALIZACION DE LAS
ENFERMEDADES ANIMALES
V. Kouba
Ex-Jefe del Servicio de Sanidad Animal, Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la
Alimentación; Ex-Editor del Anuario de Sanidad Animal de
FAO/OMS/OIE
Introducción
La condición principal para el desarrollo óptimo de la producción sustentable de leche y carne es una buena salud de los animales. Esto es válido también para la reproducción animal, para la protección de la salud humana contra las zoonosis, para los programas de bioseguridad y de higiene de los alimentos, así como también para el comercio nacional e internacional. Los problemas relacionados con la salud animal consisten en la protección de los animales sanos en buena condición productiva y de las personas, en la curación de los enfermos, en la reducción de las poblaciones afectadas por las enfermedades transmisibles, así como también en la erradicación de las enfermedades de mayor importancia. Las tareas para la realización de estos objetivos requieren de un enorme y complejo sistema de exigentes y costosas medidas. Lo primero es no permitir el empeoramiento de la situación epizootiológica. La piedra angular de las medidas es la prevención que significa entre otras cosas la protección del territorio nacional contra la introducción de cualquiera enfermedad transmisible, en primer plano de las llamadas exóticas, i.e. no existentes en el territorio dado (4). La situación epizootiológica en el mundo entero sigue empeorando gracias a la globalización de la enfermedades infecto-contagiosas de los animales, ante todo a través del comercio internacional. Las enfermedades se propagan como nunca en el pasado cuando el comercio fue de mucho menor tamaño e intensidad, de mucho menor distancias y de mucho menor número de los lugares de destinación.
Las medidas de
protección del territorio nacional, las de control postimportacional, así
como las de erradicación de las enfermedades “importadas“, son en la mayoría de los países
importadores a menudo absolutamente insuficientes. Esto es válido
particularmente para aquellos países en vías de desarrollo donde los servicios
públicos fueron significamente reducidos por la privatización “recomendada” (?!?) sobre todo por el Banco Mundial y el Fondo
Monetario Internacional. Los servicios
veterinarios públicos en vez de ser reforzados fueron debilitados y en algunos
países hasta desmantelados a un minimo absurdo. Las organizaciones
veterinarias internacionales no se opusieron, ni protestaron, ni alarmaron a los
gobiernos y a la comunidad mundial para proteger los servicios públicos
insustituibles.
La situación sigue empeorando a pesar del continuo mejoramiento del conocimiento científico. Es decir, hay una discrepancia profunda entre el conocimiento científico que se desarrolla rápidamente y la situación de la salud animal en el mundo que se empeora también rápidamente (6).
La propagación de casi todas las enfermedades transmisibles a través del comercio (legal e ilegal) internacional de los animales y de los productos de origen animal representa la causa principal de la globalización de las enfermedades. El valor global de este comercio legal en el año 2000 alcanzó más de 80 mil millones de US$ (1). Las consecuencías negativas de la propagación de las enfermedades en la salud pública, en la economía, en la vida social, en la ecología, en el bienestar de los animales, etc., son enormes e incalculables. Las importaciones de los animales no sanos (portadores de los agentes etiológicos) y de sus productos no libres de patógenos, significan frecuentemente la propagación postimportacional de éstos con un impacto negativo multiplicador (debido a la reproducción natural de estos agentes), y a veces catastrófico, que tiene una influencia a corto o largo plazo, y en algunos casos afecta de una manera permanente.
El objetivo de este artículo es analizar los datos acerca de la importación de las enfermedades animales indicando sus causas principales y ofreciendo una solución. Desgraciadamente, las organizaciones internacionales relevantes como son la WTO, la OIE, la FAO, etc. hasta hoy día no han presentado a los gobiernos miembros ningún análisis de las consecuencias negativas de la “nueva” política comercial internacional. Parece que hay un miedo de conocer la verdad que podría complicar las enormes ventajas unilaterales y ganancias de los mayores exportadores. La ciencia veterinaria no se dedica al problema primordial como es la globalización de las enfermedades y se concentra en un incalculable número de problemas locales y parciales sin un impacto global.
Materiales y Métodos
El análisis presentado se apoya en los datos
oficiales reportados por los gobiernos a las organizaciones internacionales
y publicados en el Anuario de Sanidad
Animal de la FAO/OMS/OIE en Roma (2) y en el anuario Sanidad Animal Mundial
publicado por la Oficina Internacional de las Epizootías (OIE) en Paris (9).
Este sistema de información incluye
enfermedades seleccionadas (sin considerar los serotipos, cepas resistentes,
cepas de muy alta virulencia, nuevos mutantes de las virosis, etc.). Este
sistema abarca solamente una décima
parte de las enfermedades transmisibles conocidas, incluyendo una quinta
parte de las enfermedades transmisibles al hombre. Los reportes incompletos entregados por los países exportadores, desinforman a los países importadores
acerca de la situación epizootiológica del país, quienes en lugar de
suministrar la verdad completa sobre la realidad sanitaria, entregan informes
que por regla general son aparentemente buenos, siendo en realidad peores que
lo reportado. Hay muchos casos de la importación de enfermedades animales (de
patógenos), algunas son descubiertas y reportadas, otras son descubiertas y no
reportadas como importadas, pero muchas veces sucede que son descubiertas y no
registradas (casi el 90 % de las
enfermedades transmisibles no son de declaración obligatoria !) y en absoluto en
la mayoría de los casos no son
descubiertas. Alrededor del 25 % de los países no envían sus reportes.
No es fácil conocer la
realidad sanitaria. Las
enfermedades transmisibles tienen en la mayoría de los casos un curso subclínico,
es decir estos no se pueden descubrir utilizando solo los métodos de las
investigaciones clínicas.
Por
ejemplo:“Se supone que cuando se registra un caso de salmonelosis humana en los Estados Unidos, por
lo menos nueve casos no son reportados” (12).
Los reportes sobre la importación de
las enfermedades están relacionados con la introducción de animales vivos. Las importaciones de los patógenos
microscópicos a través de los productos animales son muy difíciles de descubrir
debido a su rápida distribución, procesamiento y consumo, así como debido a las
insuficientes investigaciones, o éstas
no son realizadas por diferentes motivos (costo, falta del personal
calificado o de laboratorios o de material específico, “complicación” del
comercio en caso de descubrir eventualmente alguna enfermedad, etc.). El
sistema APCPC - Análisis de Peligros y
Control de Puntos Críticos (HACCP - Hazard Analisis Critical Control Point)
se aplica en todo el mundo para evitar las contaminaciones de los productos
sanos durante su procesamiento y transporte. Desgraciadamente por regla
general, este sistema olvida las medidas necesarias también a nivel
de producción primaria, es decir en los rebaños donde empiezan los ciclos de los agentes etiológicos,
y así evitar que los productos se entreguen y exporten infectados o invadidos.
Estas medidas son mucho más importantes,
pero también mucho más exigentes y costosas.
APCPC sólo a nivel de planta procesadora no puede evitar las
exportaciones eventuales de los productos infectados.
La confiabilidad de los datos incompletos representan otro problema. Hay
también graves discrepancias en los
reportes sobre la frecuencia de las enfermedades, sobre las
poblaciones animales, etc., enviados por
muchos países exportadores (incluso uno con un desarrollo extraordinario de
software, de modelación y de métodos de “análisis de riesgo”). (2,9).
En el año 1996 con el propósito de
“facilitar el comercio “ la Organización Internacional de las Epizootías abolió
intensionadamente los reportes regulares sobre los casos de las importaciones
de las enfermedades (obviamente para no poder analizar estos casos internacionalmente),
sobre las enfermedades reconocidas por
primera vez en el país, así como todo el sistema de graduación de la
frecuencia de las enfermedades (“los casos excepcionales”, “frecuencia rara y
esporádica”, “enzoótica”, “frecuencia elevada”, “extendida a todo el país”,
etc.). Todos estos indicadores de una importancia epizootiológica
extraordinaria fueron remplazados por una no interpretable cruz “+” (!?) (9). Simultáneamente la OIE terminó con la
actualización del HANDISTAT original, excelente software para las decisiones
sobre las importaciones. Todo esto se
realizó no respetando la lógica epizootiológica y en lugar de mejorar significativamente
el sistema existente, i.e. ofrecer más y mejores informaciones que antes, para
las decisiones sobre las importaciones.
A pesar de las protestas urgentes no se ha
rectificado nada. El Director General de la OIE respondió que los “cambios” fueron
elaborados por los “expertos mundiales” para el análisis del riesgo (!?).
Gracias a este cambio antisanitario, durante este análisis los datos
relevantes después del año
1996 fueron encontrados sólo ad hoc (i.e. incompletamente). Cuando
se repitieron las importaciones de las
mismas enfermedades en el mismo país también en el año siguiente, se incluyó en este análisis solamente un
reporte, es decir este artículo no abarca todos los reportes publicados.
Resultados
La
propagación de las enfermedades a
través del comercio internacional está directamente correlacionada con
las importaciones crecientes de los animales y de sus productos. De acuerdo con
los Anuarios de la FAO (1) el comercio legal con estas mercancías se incrementó durante los años 1961-2000 en valores
de moneda 17 veces (desde 4,653 hasta 80,358 millones de US$). El comercio internacional con la carne y
productos cárnicos (participando con el 56 % del comercio animal) se incrementó 20 veces (desde 2,202 hasta 44,764 milliones de US$). Se
puede estimar que también este tipo de comercio se incrementó analógicamente a nivel nacional. Es lógico que
simultáneamente aumentó el riesgo de la propagación de las enfermedades. En el año
2000 el comercio internacional alcanzó: 22,920,710 MT de carne y productos
cárnicos (promedio diario de 62,796 MT), 8,259,000 de bovinos (promedio diario
de 22,627), 15,254,937 de ovinos (promedio diario de 41,794), 16,644,537 de
cerdos (promedio diario de 45,601) y 755,006,000 de aves de corral (promedio
diario de 2,068,510). Este tamaño del comercio internacional facilita un flujo
diario enorme de patógenos que puede pasar a
través de los no siempre efectivos “filtros” contraepizoóticos de los países
exportadores e importadores.
Estudiando
la estructura de estas mercancías, la mayor proporción de los animales y sus productos procede de los países desarrollados.
Ellos obviamente contribuyen en forma decisiva a la globalización de las enfermedades a través del comercio
internacional.
Por ejemplo: Los países desarrollados en el año 2000 participaron en la exportación con un
total de 84.24 % en bovinos, 88.38 % en caballos, 64.61 % en ovinos, 87.20 % en
porcinos y 84.33 % en carne (1). Desde el total
de 192,000 veterinarios de los servicios públicos en el mundo, en los
mayores países exportadores “dominantes” el comercio internacional así como la
OMC y la OIE trabajaron solamente cerca del 6 %
!
El número de casos
oficialmente reportados de las importaciones de las enfermedades y publicados
por las organizaciones internacionales durante los años
1980-2000, alcanzó a 607:
De 117 casos de importación de
las enfermedades en la lista A de la OIE, la mayor proporción fue
representada por la fiebre aftosa (de 33 casos a 22 durante el período
1995-2000), peste bovina, enfermedad de Newcastle, pleuroneumonia
contagiosa bovina, peste porcina africana, peste porcina clásica y lengua azul. La estructura de los 365 casos de la importación de
las enfermedades en la lista B
de la OIE, fue la siguiente: de 74 casos
de enfermedades transmisibles a varias
especies, la mayor proporción fue representada por paratuberculosis, echinococcosis,
gusano barrenador, rabia y carbunco bacteridiano; de 142 casos registrados en
los bovinos, gran parte la
representaron la leucosis, tuberculosis, brucelosis, IBR,
babesiosis, anaplasmosis,
teileriasis y encefalopatía espongiforme bovina (enfermedad de las vacas
locas); de 42 casos en ovinos y caprinos,
la mayor proporción fue representada por artritis/encefalitis caprina,
maedi-visna, brucelosis ovina,
brucelosis causada por la Brucella
melitensis y el prurigo lumbar (scrapie); de 29 casos en equinos, la mayor parte la
representaron la piroplasmosis,
arteritis viral y anemia
infecciosa; de 12 casos en cerdos,
una gran proporción fue representada
por rinitis atrófica; de 49 casos en
aves de corral, la mayor proporción
la representaron la enfermedad de Marek,
clamidiosis aviar, bursitis infecciosa
y micoplasmosis; de 17 casos en otras
enfermedades, en gran parte fue representada por la leishmaniasis. De 108 casos
encontrados en la importación de las
enfermedades de la lista C, la mayor
proporción fue representada por la
distomatosis. De 17 casos de la importación de otras enfermedades (fuera de las listas de la OIE), la mayor
proporción representada fue la
virosis de Ebola-Marburg (2,9).
La realidad de la salud animal global es mucho peor que la reportada. Conocemos solamente la “punta del iceberg”. Durante el último período, casi cada año
se descubre alguna nueva enfermedad todavía no conocida, la cual ha existido o
surgido en el mundo o en los países exportadores sin saberlo. Esto representa
un gran peligro para cada país importador de animales o de productos de origen
animal declarados como sanos o sanitariamente inocuos, aunque la realidad
podría ser diferente.
El número reportado de casos
cuando la enfermedad animal fue “reconocida
por primera vez en el país”, es decir cuando se trató de su
importación o de su descubrimiento
atrasado, alcanzó a 420. El número
reportado de casos cuando la enfermedad animal reapareció, es decir fue reimportada o resurgida, alcanzó a 329 (incluyendo sólo los casos nuevamente reportados después de 3 y
más años).
Por
ejemplo: El intervalo más largo fue reportado en Japón donde se reintrodujó la
fiebre aftosa depués de 92 años (9).
Los
datos estadísticos detallados se pueden ver en las página de internet del autor
- http://vaclavkouba.byl.cz/globstatistics.htm.
Los datos sobre las
importaciones de las enfermedades transmisibles al hombre (zoonosis) son de suma
importancia. Las proporciones del total de los casos de las importaciones de
las enfermedades animales alcanzaron un 34.93 %, un 15 % de los reportes acerca
del descubrimiento de las enfermedades por primera vez en el país y un 30.51 %
de los reportes sobre las reapariciones de las enfermedades. Desgraciadamente
la mayoría de las zoonosis, como son la peste humana, virosis de Ebola-Marburg,
Salmonella typhimurium y Salmonella enteritidis en los mamíferos,
dermatofitosis, etc., no están incluídas en las listas de la OIE (2,9).
Por
ejemplo: En la República Checa en los años noventa se importó una serie de enfermedades que nunca antes habían existido en este país
o fueron erradicadas muchos años antes, a pesar que los países
exportadores fueron seleccionados entre los desarrollados de la Union Europea
(inclusive los de la máxima influencia
en la OIE) con los certificados internacionales de acuerdo con la OMC-MSF y el
Código de la OIE: De 326 envíos de
bovinos (19,350 cabezas) 181 estaban infectados
(55.52 % !) – 24 por paratuberculosis (nunca comprobada), 3 por tuberculosis
bovina (ya erradicada por más de 20
años), 18 por hipodermosis (erradicada muchos años
antes), 36 por IBR y 86 por
tiña (ambas cercanas a su eliminación; la tiña importada afectó a muchas personas); de 500 envíos de ovinos (9,800 cabezas) 31 estaban infectados (6,2 %) – 16 por meadi-visna (nunca comprobada), 16 por el
prurigo lumbar – scrapie (nunca comprobado),
4 por paratuberculosis (nunca comprobada), 3 por sarna (erradicada
ya en los años sesenta), etc. Conclusión: en lugar de mejorar los rebaños a través de las importaciones
costosas de los “mejores” animales, se ha llegado a la pérdida de la salud
animal en los rebaños y a la desaparición de éstos del comercio normal.
La misma suerte tuvieron otros rebaños afectados a causa de la propagación desde los focos primarios. Los métodos
radicales pudieron erradicar algunas
enfermedades importadas ante todo las descubiertas a tiempo en la cuarentena antes
de propagarse, mientras que otras (e.g.
paratuberculosis) siguen sin la posibilidad de ser erradicadas. Las importaciones de las
salmonelas (inclusive S. typhimurium, S. enteritidis) por medio de las carnes fueron también registradas. (11).
El grado de la exigencia y de la posibilidad de
controlar por parte de los servicios gubernamentales (oficiales) la situacion
epizootiológica (sanitaria) en el país y las exportaciones (inclusive los certificados veterinarios
preparados por los veterinarios privados – acreditados), se refleja también en
la comparación del número de los
veterinarios oficiales y el número de los animales domésticos existentes y
exportados (sin considerar la extensión del territorio nacional). Los datos
disponibles demuestran que en muchos países (inclusive algunos que dominan las
organizaciones internacionales) el sector
privado, decisivo para el comercio internacional, es practicamente
incontrolable.
Por ejemplo en el año 2002: Australia reportó 549 veterinarios de servicio
público; 50,669,000 de bovinos, 113,000,000 de ovinos; 6,078,287 de ovinos
exportados, 972,340 de bovinos exportados y 1,466,968 MT de carne exportada.
Canadá reportó 670 veterinarios de servicio público; 13,669,000 de bovinos, 14,367,100
de cerdos; 1,690,708 de bovinos exportados, 5,741,363 de cerdos exportados, 139,692
de ovinos exportados y 1,424,057 MT de carne exportada. Nueva Zelanda reportó:
224 veterinarios de servicio público; 9,632,510 de bovinos, 43,141,900 de
ovinos y 750,977 MT de carne exportada. USA reportó 2,607 veterinarios de
servicio público; 96,700,000 de bovinos, 59,074,000 de cerdos; 243,394 de
bovinos exportados, 405,705 de ovinos exportados, 206,659 de cerdos exportados
y 4,586,088 MT de carne exportada. (1,9).
Es casi imposible imaginarse cómo tan pequeño número de los oficiales veterinarios pueden controlar
la salud y las enfermedades de tan
grandes poblaciones y ser responsable de tan grandes exportaciones de animales
y de sus productos.
Hay también dificultades para
conseguir los datos sobre el número de
principales animales domésticos, lo que es básico para cualquier
análisis epizootiológico nacional (e.g. para evaluar la morbilidad de las
enfermedades, el grado de riesgo de importar las enfermedades, etc.). ¿Cuándo no se conocen los datos
sobre los indicadores simples como son las poblaciones animales principales, cómo
se puede conocer en los países exportadores la occurrencía de las enfermedades
?
Por ejemplo: Los Jefes de los Servicios
Veterinarios (JSV) de muchos países exportadores reportaron a la OIE (organización
intergubernamental) diferentes datos sobre el mismo indicador y tiempo en
comparación con los datos oficiales reportados por los gobiernos (ministros) a
las Naciones Unidas: JSV de Canadá en el año
2002 reportó 1,851,000 de bovinos más; JSV de Francia en el año 1996 reportó 1,511,000 de
bovinos menos, 2,746,000 de ovinos menos, 1,530,000 de cerdos menos; JSV de Gran
Bretaña en el año 2000 reportó 3,184,000 de
bovinos menos, 1,411,000 de ovinos menos; JSV de Italia en el año 1997 reportó 2,620,000 de ovinos
menos; JSV de Nueva Zelanda en el año
2001 reportó 4,209,000 de ovinos menos
(record); JSV de USA en el año
1996 reportó 2,339,000 de bovinos menos, 1,989,000 de cerdos más.
Considerando la falta de
servicios oficiales suficientemente fuertes en la mayoría de los países exportadores, se puede deducir que el control
incompleto o superficial del comercio no puede garantizar la salud, es decir evitar
la exportación de las enfermedades !
En la mayoría de los países exportadores los exámenes y los certificados para exportación están en manos de
veterinarios y laboratorios privados. Los veterinarios de los servicios
públicos no tienen tiempo suficiente para poder dedicarse al trabajo de campo
fuera de las actividades administrativas y del control muy limitado o
superficial. En estos casos depende mucho de los veterinarios acreditados (con estampillas oficiales) que deberían
ser bien entrenados, fidedignos, de disciplina necesaria, resistentes a la
corrupción y cuidadosamente seleccionados en exigentes concursos. Hay
diferencias entre los países en las proporciones de los veterinarios
acreditados desde el zero hasta casi el total de los veterinarios fuera de
servicio público. De acuerdo con el Código de la OIE, el Jefe de los Servicios Veterinarios del país exportador es responsable en última instancia de la
certificación veterinaria relativa al comercio internacional. (8). ¿Comó
un JSV puede ser responsable cuando el está en una posición similar a un general sin ejército ?
Por ejemplo: El Jefe del Servicio Veterinario
(JSV) de los Estados Unidos reportó en el año
1998: ”El programa Nacional de Acreditación Veterinaria cuenta con casi 50,000
médicos veterinarios quienes realizan las investigaciones oficiales y las
vacunaciones; conducen los programas de salud en los rebaños; y preparan los certificados de
salud animal”. En el mismo año
el JSV reportó 42,825 veterinarios privados y 5,783 veterinarios en los
laboratorios, en las universidades y en
los institutos de capacitación (9).
La disciplina depende mucho de la supervisión. La historia nos enseña que cuando se ofrece la
posibilidad de engañar, alguien
la abusa.
Discusión
En el año 1995 el Acuerdo sobre la Aplicación de las Medidas Sanitarias y
Fitosanitarias (acuerdo MSF) de la
Organización Mundial del Comercio
(OMC) empezó de facto la globalización de las enfermedades animales
internacionalmente organizada, a pesar del preámbulo muy
atractivo, pero falso y engañante, “deseando mejorar la salud”. ¡En
este documento no hay ni una palabra
para mejorar la salud y no se conocen los términos como “animales sanos”,
“productos inocuos”, “productos libres de patogénos”, etc.! (10). Cada comercio
normal, i.e.“fair”, aplica el principio
básico de “riesgo zero”, que en nuestro caso requiere un comercio de
animales sanos y de productos libres de patógenos de las
enfermedades animales. Esto fue reemplazado
por admitir y soportar la propagación de la mayoría de las especies de los patógenos a través del comercio. Este concepto favorece a los mayores países exportadores
en perjuicio de los países importadores (principalmenete de los en vías de
desarollo). Se trata de un complot - ataque frontal contra la protección de la salud animal de los países importadores. ¡Como la barrera non-tarifa se declaró la
protección de la salud de los países
importadores en vez de las enfermedades animales en los países exportadores ! Es
decir, fue introducida una regulación global facilitando el comercio
en perjuicio de la salud animal y humana (el único propósito de OMC-MSF), dictando los límites casi absurdos para la calidad sanitaria. En
lugar de la liberalización dando la
libertad a los países participantes al comercio respectivo para decidir ellos
mismos sin ningún dictamen externo, fue introducida la “liberalización” de la propagación de la mayoría de las enfermedades transmisibles a través del comercio
internacional. No hay duda que los consumidores y los campesinos de los países
importadores no tuvieron la oportunidad de expresar su opinion a esta política
hostil hacia ellos. Los gobiernos de estos países aceptaron este documento gracias a un gran engaño
por el secretariado de GATT/OMC ocultando la verdad sobre las consecuencias
negativas para ellos (no fue presentado ningún análisis del riesgo para los
países importadores) y confundiendolos por un preambulo hipócrita y engañante “deseando mejorar la
salud”. Además durante la reunión en Marrakech en el día 15 de Abril del año
1994 los países tuvieron que aceptar este documento sin cambio o no estar entre
los miembros de la OMC.
Obviamente la ganancia de los exportadores se convirtió en la más alta prioridad, en lugar de la
calidad sanitaria inocua. Parece que el lema es: conseguir la máxima ganancia y
las consecuencias sanitarias no interesan. Cuando un país comprador pide la
importación libre de los patógenos (animales sanos o productos inocuos) o la mejor protección que es el límite del Código de la
OIE (8), de acuerdo con la OMC-MSF (¡éste
no tiene nada que ver con la ciencia !) y la OIE, debe “justificar
científicamente” esta demanda absolutamente normal a la calidad. ¡Los países son forzados a aceptar también
las mercancías que no están libres de patógenos ! Los países
están de esta manera obligados a importar también las enfermedades, es decir a importar los nuevos problemas inesperados
difícilmente a solucionar. Estos países están también obligados a pagar no solamente la importación de
las enfermedades, sino también las pérdidas posimportacionales y la aplicación
de muy costosas medidas contra las nuevas epizootías. Los exportadores generalmente no contribuyen en
nada a estos costos, gracias ante todo al álibi
creado por el muy problemático método prescrito del “análisis de riesgo” devaluando
la posibilidad de reclamar por una importación
dañina. Obviamente la
iniciativa y el fuerte apoyo de este abusado
método tiene su origen en aquellos países
exportadores con un exceso de producción que: no pueden garantizar 100 %
cualidad, i.e. la salud de animales y la
inocuidad de los productos; no tienen un buen conocimiento de la situación sanitaria verdadera en su país; no realizan las pesquisas nacionales para
detectar la realidad sanitaria; no son capaces significativamente de mejorarla
a través del control efectivo y la eradicación de las enfermedades; no son capaces de controlar efectivamente los
servicios privados (veterinarios y laboratorios acreditados), i.e. no son capaces de garantizar la calidad
sanitaria de las mercancías exportadas no dañinas a los países
importadores, es decir exportar los animales clinicamente y epizootiológicamente
sanos y productos libres de patógenos. Parece
que a estos países, así como a la OMC y la OIE, no les interesa la verdad sobre
las consecuencias de la exportación
de las enfermedades (a pesar de los avisos de urgencia).
Por ejemplo: “Una gran planta procesadora británica de desechos animales
continuó y amplió las exportaciones de la harina de carne y huesos, la cual
pudo estar contaminada por los agentes de la enfermedad de las vacas locas
(BSE), aún 8 años después de la prohibición dictaminada por la Union Europea, hacia 70 países del Medio y Lejano
Oriente” (3). La erradicación del gusano barrenador (Cochliomyia hominivorax) importado en el año 1988 a través de los ovinos desde el continente Americano hacia Africa
del Norte costó 80 milliones de USD; los
exportadores superbeneficiosos no contribuyeron ni un centavo.
Interesantes son también los
datos sobre el valor monetario
promedio de la mercancia animal (animales y su productos) exportada por un
veterinario de los servicios públicos de los países con la mayor sobreproducción
animal (1,9).
Por ejemplo
en US$
(año 2000): Nueva Zelanda – 14,783,812 (en 1996 record mundial – 17,782,000),
Países Bajos – 14,480,214, Australia – 8,285,069, Dinamarca – 7,372,482.
Francia – 6,207,885, Canadá – 5,535,061, USA – 3,728,074, Gran Bretaña –
2,128,801 y Alemania – 1,776,298 (1,6).
El OMC-MSF es absolutamente contrario a los programas
internacionales que exigen la salud como son los de: la protección a los
consumidores, la seguridad de los alimentos, la bioseguridad, el desarrollo
sustentable, el desarrollo económico
y social, la reducción del hambre, la reducción de la pobreza,
la protección del medio
ambiente, la “ salud para cada uno”, el
bienestar de los humanos, el bienestar de los animales, etc.
La consciente, premeditada y organizada propagación internacional de las enfermedades es
un c r i m e n y en el caso de las
enfermedades peligrosas transmisibles a los hombres es un crimen c o n t r a
l a h u m a n i d a d. Estas
acciones representan el b i o t e r r o r i s m
o internacional, real, de un carácter
masivo y continuo afectando una enorme población de seres humanos y de
animales.
Este crimen
ha sido hasta hoy día impune aunque los responsables deberían ser juzgados en
un tribunal internacional para los crímenes contra la humanidad. Sin embargo,
la historia no olvidará.
El OMC-MSF transformó las razonables recomendaciones de
la OIE para las condiciones
importacionales p r o t e c t o r a s
m í n i m a s (con la posibilidad
de que los países importadores pudiesen definir estas condiciones como fuese
necesario) en los l í m i t e s m á x i m o s y o
b l i g a t o r i o s. Los requerimientos previos de un comercio “fair”, i.e.
normal, para las garantías de calidad
(con la responsabilidad completa para las condiciones sanitarias garantizadas
expresadas por los documentos de
garantía) fueron remplazados por los ya establecidos certificados veterinarios solamente informativos. La OIE cambió completamente su política original de
protección de la salud animal en un apoyo absoluto de la política antisanitaria
de la OMC conducente a la propagación y la globalización de las enfermedades
(lo que podría tener para la OIE, la organización fuera de las Naciones Unidas establecida
en el año 1924 y pagada por
los países para asistir en la protección de la salud animal y no para lo
contrario, la consecuencia de un riesgo casi suicida).
Alrededor del 70 % de los
reportes de los casos de la importación de las enfermedades animales fueron
enviados por los países en vías de desarrollo (representando solamente alrededor
del 25 % de las importaciones animales en el mundo entero). En estos países (muchos
de ellos son casi indefensos) las consecuencias son muy graves debido a los
débiles servicios públicos y a la falta de recursos necesarios para poder
controlar las enfermedades. Las exportaciones de las enfermedades combinadas
con los precios subvencionados son perjudiciales a la producción
animal de los países importadores
(e.g. reducen la productividad local y la posibilidad de competir con las
mercancías importadas). En estos casos el consumo nacional requiere la
necesidad de importar más animales o más productos (no siempre de buena
cualidad sanitaria) y organizar las costosas medidas (si son factibles) contra
las enfermedades importadas. Importar
una enfermedad es relativamente simple, pero erradicarla es extramadamente
difícil.
Por
ejemplo: “ En el año 1978 Italia importó la peste porcina africana y hasta hoy no se ha podido erradicarla
(entretanto Italia incrementó la
exportación de la carne porcina de 1,221
MT en el año 1980 a 50,179 MT en el año 2000, i.e. casi 40
veces)” (1,2,9). Nota: Cuando Brasil importó en el mismo año la misma enfermedad (erradicada en 1981), los
países desarrollados inclusive la Union Europea, declararon una alarma mundial
prohibiendo las importaciones de diferentes productos animales (no solamente de
origen porcino) de este país.(2). De Italia procede un veterinario muy
influyente en la OIE (Secretario General de la Comision para la Fiebre Aftosa y
otras Epizootias) quien en el año 1994 escribió: “Es
necesaria la circulación libre de los animales y de sus productos; no es
posible aplicar el sistema viejo cuando los animales tienen que proceder de las
zonas libres de las enfermedades específicas y estar sometido al aislamiento,
la cuarantena, la inspección y las
investigaciones antes y después de la exportación.” Nota: Esto representa
una filosofia de dejar la propagación
libre de las enfermedades lo que se refleja
en la “nueva política” de la OIE.
El descubrimiento temprano,
el control y erradicación de las enfermedades importadas y propagadas son
por regla general extremadamente difíciles, a menudo prácticamente
imposibles, también en los países
desarrollados. La teoría, el uso de las computadoras, la modelación, así como
todo el trabajo administrativo no pueden reemplazar las actividades claves en terreno. El descubrimiento de t o d o s
los rebaños y animales afectados y reportar la verdadera situación es frecuentemente casi ilusorio. Las
enfermedades que no son de declaración
obligatoria (i.e. la abrumadora mayoría)
están completamente fuera de control
y se propagan libremente. Hoy día los agentes etiológicos pueden ser propagados a través del comercio
internacional a cualquier lugar del mundo en unos pocos días. La mayoría de los
patógenos son capaces penetrar las
barreras antiepizoóticas y algunos son capaces de salirse más allá de los
límites protegidos de los laboratorios que cuentan con los mejores sistemas de
seguridad y aislamiento.
Por ejemplo: El Jefe del Servicio Veterinario de
los Estados Unidos reportó en el año
1978: “El 15 septiembre 1978 el Centro de Investigaciones de Sanidad Animal de
Plum Island identificó la fiebre aftosa (tipo O) en el ganado bovino de un
corral de la isla, cerca del Laboratorio. Se adoptaron urgentes precauciones
para evitar la propagación del virus fuera de la isla. Todos los bovinos,
ovinos y porcinos de la isla han sido sacrificados e incinerados, sometiéndose
también a limpieza y desinfección todos los locales de la isla. Dado que la
intensiva vigilancia ejercitada no ha revelado la existencia de la infección en
los Estados Unidos, el país sigue considerandose indemne de fiebre aftosa” (2).
Un factor importante es el
grado de sensibilidad del método de diagnóstico disponible y del grado de
reportar sobre los casos de la importación de las enfermedades. Algunos de éstos fueron reportados con demora debido al retraso en su descubrimiento creando
dificultades para controlarlas. La demora usualmente fue relacionada con los
períodos prolongados de incubación, la cual puede durar hasta algunos meses (e.g.
paratuberculosis) o algunos años (e.g. BSE) así como la aptitud de los
servicios veterinarios de descubrir a tiempo la enfermedad importada.
Por
ejemplo: En Canadá existía la enfermedad de las vacas locas sin saberlo; se
trata de una enfermedad que todavía no se puede descubrir intravitalmente,
solamente posmortalmente en los laboratorios especializados; antes de detectar
esta enfermedad en el año 2003 una vaca afectada subclínicamente fue
exportada a los Estados Unidos como un animal sano (otro ejemplo de un fracaso
del método mencionado para el “análisis de riesgo”). En Nueva Zelanda los casos
importados de la varroasis fueron detectados y reportados a la OIE con una
demora de varios años.
El indicador de la relación de focos primarios / focos secundarios expresa el grado de la propagación de las
enfermedades importadas reflejando las dificultades para erradicarlas.
Por
ejemplo: “En Taiwán la fiebre aftosa fue importada en el año 1997 y
durante cuatro meses estuvieron infectadas 6,147 granjas”, i.e. la relación = 1 : 6,147 (9). En Gran
Bretaña en el año 2001 la fiebre aftosa fue detectada con una
demora de tres semanas y se propagó
en 2,026 focos secundarios provocando pérdidas record
– 4 millones de animales domésticos de las especies susceptibles dentro de unos
meses (se trató de un país considerado como el mejor preparado para la lucha antiaftosa
y que entrenó centenas de
especialistas del mundo entero en esta rama).
Los pocos programas de exitosa erradicación y los números limitados de animales
enfermos curados, no son en absoluto
capaces de compensar la propagación
masiva y rápida de las enfermedades animales en el mundo. Demasiados
resultados de control y de la erradicación alcanzados por las generaciones
anteriores han sido gradualmente devaluados gracias a la “nueva política” de la
OMC y la OIE causando también la pérdidad
de motivación
para empezar nuevos programas o continuar con los programas existentes, u
organizar amplias pesquisas activas para conocer la realidad epizootiológica.
Para los países exportadores es mucho más fácil explotar (abusar) los límites absurdos impuestos por OMC-MSF a los
países importadores que realizar los programas exigentes del control effectivo
y de la erradicación. Muchos países
exportadores prefieren aplicar la estrategia
de “hacer nada” y exportar refiriéndose al OMC-MSF y a la OIE donde tienen
un apoyo internacional (parece que este apoyo casi no se aplica a los países
importadores). Los servicios públicos
reducidos a menudo no son capaces de controlar el comercio de los animales
y de sus productos en el terreno, ni de supervisar a los veterinarios acreditados
que investigan los animales y sus productos, y que emiten los certificados
oficiales. No todos los veterinarios acreditados son independentes de las
entidades a las que pertenece la mercancía, plenamente confiable (la ética
antes de la ganancía no honrada), así como debidamente entrenados. No todos los
certificados veterinarios son confiables y corresponden al estado de salud.
Cuando no se investiga activamente buscando la salud general y específica = la
situación real no se conoce = se
puede considerar por los países exportadores como saludables. De acuerdo con el
Código de la OIE (8), el veterinario
certificador tiene que confirmar
solamente lo que conoce, es decir que sin realizar todas las
investigaciones pertinentes certifica facílmente, no importando que se tratase
de animales afectados (portadores de los agentes etiológicos) o productos con patógenos. La
exportación se realiza sin garantizar la salud verdadera !
La exportación de las enfermedades
es prácticamente impune ! En otras comodidades (inanimadas) este sistema
absurdo es inadmisible como algo inaudito.
En el caso de rechazar estas mercancías sin la garantía
necesaria, el OMC-MSF y el Código
OIE requieren la “justificación
científica” basada en el llamado “análisis de riesgo” lo que en la realidad práctica no es nada más
que empujar a los países importadores para que acepten las mercancías sin las
garantías cualitativas sanitarias necesarias. El método del “analisis de
riesgo” como es descrito en el Código de la OIE para “facilitar el
comercio internacional”, se ha demostrado como un instrumento irreal no
transparente, no convincente y no defendible para “desarmar” a los países importadores evitando su protección
necesaria y las reclamaciones en
casos de importar las enfermedades (su propósito principal). El abuso de
este “método” facilita exportar prácticamente sin riesgo para los exportadores
y sin la necesidad de realizar los programas exigentes para erradicar las
enfermedades infecto-contagiosas en el país así como en las granjas exportadoras.
El método del “análisis de riesgo”, como está descrito en el Código de la
OIE (8) y que fue incluído por primera vez en todos los Códigos editados
después de OMC-MSF, no respeta los procesos biológicos y factores influyentes
extremadamente complejos. Este método fue introducido globalmente como uno de
los pasos de la OIE siguientes al OMC-MSF, pero hasta hoy día no se ha podido
con el
ni predecir, ni evitar la introducción de la fiebre aftosa en Gran Bretaña, Francia, Taiwán, Japón, etc.,
la enfermedad de las vacas locas en Japón, Canada, USA, etc. Parece que este
método “impuesto” por el Código de la OIE apoyandose sobre el Grupo de Trabajo
de la OIE de Informática y Epidemiología (dominado por los países mayores
exportadores) representa teoría pura
(casi fantasía) que no fue comprobado científicamente como efectivo y no tiene
apoyo práctico. La OMC y la OIE han organizado muchos cursos de
capacitación como realizar este “análisis” en lugar de entrenar como diagnosticar
la salud y la inocuidad para poder asegurar el comercio internacional con los animales y productos sanos, lo que es mucho
más importante, responsable y difícil
(pero no sirve a la “nueva” política de el OMC-MSF y la OIE).
(Parece que hoy día hay un tabú – casi no se puede
publicar o discutir internacionalmente ningúna crítica de este política y su defensa servil tiene mucho
espacio en los documentos, las revistas y las conferencias relevantes
internacionales creando artificialmente un ambiente favorable al OMC-MSF para
no complicar las “exportaciones fáciles” por la v e r d
a d desagradable.
El problema se refleja en los documentos de la
OIE: Texto del Código de la
OIE, Edición special, 1997, artículo 1.4.1.1: “La evaluación de riesgos es preferible a la actitud que consiste en
atenerse al “riesgo zero” porque permite tomar un decisión más objetiva y
ofrece a las Administraciones veterinarias la p o s i b i l i d a d d e d i s c
u t i r cualquier desacuerdo sobre los riesgos potenciales”. En la misma
edición en el artículo 1.4.1.7 se escribe: “Si el país importador decide rechazar la importación de una mercancía o
autorizarla bajo las condiciones restrictivas deberá, si se le exige,
justificar su decisión suministrando al país exportador datos sobre los
procedimientos de análisis de riesgos utilizados y sobre los resultados
obtenidos.”. El Código de la OIE 2002, artículo 1.3.2.3.: “ La evaluación
del riesgo debe basarse en la
información científica disponible más actualizada. Debe estar debidamente documentada y sustentada
por referencia y publicaciones científicas y otras fuentes inclusive la opinión
de los expertos. Las hipótesis y la incertidumbre del modelo y de los
parámetros iniciales, así como los resultados de la evaluación de riesgo, deben
formar parte de la información”. (8).
El problema no es la
posibilidad de discutir sino las garantías de la salud evitando la importación
de las enfermedades. Los
Códigos anteriores de la OIE claramente definieron las recomendaciones
para e v i t a r la propagación de las enfermedades, lo que es
algo completamente diferente en comparación a lo actual, i.e. a la obligación
de a d m i t i r l a s usando inadecuadamente el ”análisis de
riesgo” que fue incluído (sin comprobación científica ni práctica anterior) por
primera vez. Para poder elaborar para todas las enfermedades importantes el
análisis de riesgo como está descrito en el Código y plenamente documentarlo,
el país importador necesitaría mucho más informes sobre la ocurrencia de las enfermedades
en el país exportador y no solamente una cruz (“+” desde 1996) así como una
unidad o instituto particular teniendo bastante personas, recursos y tiempo
para procesar todo que se necesita estudiar. Es lógico que se trata de algo
irreal no solamente para los países en vía de desarrollo. Como justificar “científicamente” la desconfianza en el país exportador
gracias a las previas malas experiencias: con la exportación de enfermedades o con los
reportes o certificados incompletos o falsos, eventualmente con la dependencia
inadmisible o insuficiente cualificación de los veterinarios acreditados ? (!?)
Esta política imperdonable de la OMC es hostil a los países importadores, en
particular a los en vías de desarrollo.
En los Códigos previos al documento
del OMC-MSF hubieron formulaciones razonables como “El Código ofrece diversas
posibilidades a los países importadores de adoptar la posición más
satisfactoria considerando la salud animal en los países exportadores.” o
“proveer las medidas necesarias para prevenir la propagación de las
enfermedades epizoóticas”, etc.
De acuerdo a la literatura, los principales
artículos que propagaron el uso del método de “análisis de riesgo”, incluído
bajo circunstancias muy extrañas
en la OMC-MSF y el Código de la OIE, proceden de Nueva Zelanda (7) que pertenece entre los
países de mayor influencia a estas organizaciones internacionales. A pesar de
este método, no se pudo descubrir el riesgo y evitar la introducción de la
anemia infecciosa equina, de la varroasis de las abejas o de la enfermedad hemorrhágica viral de los conejos importadas
por primera vez en este país durante los últimos años (otro fracaso de este método esta vez en su propia “cuna”).
La “dominación” sobre la OIE (que debería ser neutral y apolítica) se refleja
hasta la publicidad de los ovinos (exportación más importante) de este país en
la portada del un documento o f i c i a l
como es el anuario OIE Sanidad Animal Mundial en 2002 ! (En la OIE algo similar
nunca ha sucedido). De este país procede un veterinario extraordiariamente
influyente en la OIE (Grupo de Trabajo sobre Informática y Epidemiología) quién
en el año 1996 escribió: “No
importa cual es la situación en el lugar de origen cuando tenemos los
utensilios para manejar el riesgo
(investigaciones, tratamientos, etc.).”
Nota: Esto explica porque para los países mayores exportadores no es importante
conocer bien la situación epizootiológica y organizar los programas de la
sanidad animal = la filosofia de la globalización organizada de las
enfermedades a través del comercio internacional.
El uso
del análisis de riesgo de las
enfermedades así como de los fenómenos multifactoriales y multietiológicos no
es nada nuevo en la historia de la medicina veterinaria. Lo n u e v
o e s e l a b u s o d e e s t e
m
é t o d o p a r a r e e m
p l a z a r l a g a r a n t í a d e l a s a l u
d de los animales y de los productos exportados.
Este riesgo no es cuantificable, es decir no se puede medir: cada uno logra
resultados diferentes al realizar un análisis en las mismas condiciones
dependiendo de los criterios seleccionados y de los datos disponibles. Los
países importadores necesitan las garantías de inocuidad con la certeza máxima
y no sólo conocer el grado problemático de riesgo.
En el
comercio normal el vendedor documenta la cualidad de la mercancía para
convencer al comprador quien siempre tiene la posibilidad de rechazarla o pedir
mejores condiciones sin ser obligado de presentar una “justificación científica”.
La única excepción es ahora en el comercio internacional de animales y
sus productos cuando el deber de la “justificación científica” es solamente
para los que pagan, es decir para los países importadores, lo que es un colmo
de la perversión.
La
filosofía y política antisanitarias arriba mencionadas, subestimando el riesgo
de la propagación de las
enfermedades, se “transmiten” hacia los niveles regionales y nacionales en el
comercio, legislación, servicios, educación, capacitación y ciencias
veterinarias y por esta manera se multiplican las consecuencias negativas
internacionales.
El creciente, irreparable y artificial desastre
ecológico global por causa de la propagación
masiva de las enfermedades animales, sin ser bloqueadas por medidas efectivas,
representa una grave crisis global de la
medicina veterinaria preventiva y poblacional, cuya misión histórica es la de proteger y recuperar la salud animal. El criterio principal es el impacto práctico
sobre las poblaciones en el mundo entero, es decir hasta donde protege y mejora la salud animal. La situación alarmante llama a un análisis completo y una
rectificación de toda la política
global de la sanidad animal, así como de
todas las ramas de la medicina veterinaria para poder ser capaz de enfrentarse
efectivamente a todos los problemas nuevos. Desgraciadamente, las perdidas
innecesarias de la salud y las vidas de incalculable millones de seres humanos
y animales ya no se pueden restablecer. Los inmensos daños ecológicos son irreparables. La tragedia es que esta
política se ha realizado a través de algunos irresponsables veterinarios y
organizaciones no respetando la misión
histórica de la ciencia veterinaria.
Algunos
países de los mayores exportadores que “dominan” la WTO y la OIE arrojan sin
escrúpulos el mundo hacia un desastre ecológico y la OIE
hacia el riesgo para su existencia.
El OMC/MSF así como todas las estipulaciones
internacionales que apoyan la propagación de las enfermedades transmisibles de los animales deben ser abolidas
sin demora. El público mundial, los consumidores, campesinos y los gobiernos
deben ser informados con v e r d a d
sobre la situación alarmante
y los riesgos relacionados con el comercio internacional. Los profesionales veterinarios deben
respetar su juramento de Hipocrates !
Nota: La
justificación de abolir OMC-MSF vea en
la página de internet :
http://vaclavkouba.byl.cz/WTODGWP3.htm.
Se debe establecer un sistema global para la vigilancia epizootiológica analizando los casos de las
importaciones de las enfermedades animales y sugiriendo las medidas
rectificantes. Las autoridades nacionales, responsables de la protección de
la salud en su país, deben tener el derecho de decidir sobre las condiciones
para las importaciones (cada caso es diferente) sin ninguna interferencia o
dictamen externo. Que los países
resuelvan sus problemas ellos mismos, inclusive con los compromisos
eventuales. La producción
ganadera nacional debe ser apoyada para reducir la dependencia a las
importaciones arriesgadas De
acuerdo con las necesidades y las nuevas condiciones los servicios públicos
veterinarios deben ser significamente reforzados así como apoyados por la
legislación favorable a la protección
de la salud.
¡ N o a la
globalización de las
enfermedades, s i a la globalización de la salud, i.e. creando y expandiendo los rebaños, poblaciones y
territorios libres de enfermedades específicas !
¡ N o al comercio internacional con animales no
sanos y productos no libres de los patógenos, s i al
comercio internacional con animales sanos y productos inocuos !
¡
La tarea más urgente es p r o t e g e
r l o
s a n o !
¡
Principal ley de la medicina es primeramente no dañar !
P r i m u m n o n n o c e
r e !
Resumen
El artículo analiza la globalización de las enfermedades transmisibles como consecuencia de las importaciones de los animales no sanos y de sus productos no libres de patógenos. Los datos oficiales sobre las introducciones de las enfermedades infecciosas y parasitarias a través del comercio internacional durante los años 1980-2000 documentan un grave empeoramiento de la situación global de la salud animal. El número de reportes disponibles sobre los casos de las introducciones de las enfermedade a través del comercio internacional alcanzó a 607 casos, muy frecuentemente seguidos por una propagación posterior. El número de reportes sobre la reaparición de las enfermedades alcanzó a 329 casos. El número de reportes sobre los casos de „enfermedades reconocidas por la primera vez en el país“ alcanzó a 420. La situación sigue empeorando como nunca antes. Las consecuencias representan un creciente, irreparable y artificial desastre ecológico global. Se indicarán las causas principales así como las soluciones a este problema de inconmensurable importancia.
Bibliografía
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2. FAO 1979-1996: Anuario de Sanidad Animal de FAO/WHO/OIE. Roma
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Informe al Grupo de Trabajo de la OIE sobre Informatica y Epidemiología,
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9. OIE: 1991-2002: Sanidad Animal Mundial (anuario).
10. OMC:
1994: Acuerdo General sobre las Tarifas y el Comercio, Organización Mundial de Comercio, Geneva
11. Dirección de los Servisios Veterinarios Estatales de la República Checa, Praha,
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Nota:
Un análisis detallado sobre las importaciones de las enfermedades en los
países en vías de desarrollo vea en:
KOUBA V. 2000: Animal diseases introduction in
developing countries through international trade. Agricultura Tropica et Subtropica, Universitas Agriculturae Praga, Vol. 33:
70-74
KOUBA V. 2002: Analysis of main causes of
animal infection “import” into developing countries. Agricultura Tropica et Subtropica, Universitas Agriculturae Praga, Vol. 35:
137-142.