Contribución para el 1er Coloquio Internacional de Historia
de la Medicina Veterinaria en el Mundo y en especial en Iberoamérica, Pinar del
Rio, Cuba, del 2 al 5 Diciembre 2008
Prof. MVDr
Václav Kouba , DrSc.
Ex-jefe del
Servicio de Sanidad Animal, Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la
Alimentación (FAO-UN),
No
respetando que «Historia est vitae magistra» = colonización irreparable de nuestro
planeta por las infecciones animales
Todas
las actividades en la rama veterinaria deben servir a la protección y la recuperación de la salud animal, inclusive
de la salud humana. La misma misión principal vale también para la historia de la medicina veterinaria, es
decir que deben aprovecharse las experiencias buenas y malas del pasado, para mejorar
nuestro trabajo actual y del futuro. Deste este aspecto la historia representa un fenomeno extraordinariamente importante. Cuando
consideramos que las experiencias del pasado en la rama de la salud de las
poblaciones animales no son aprovechadas (no son respetadas, son subestimadas,
olvidadas en los archivos o están perdidas) somos los testigos de la realidad
actual catastrófica –
globalización de las
infecciones y las parasitosis animales = colonización irreparable de nuestro planeta por los patógenos de estas enfermedades.
La situación epizootiológica en el
mundo entero sigue empeorando gracias a la globalización de las enfermedades
infecto-contagiosas de los animales, ante todo a través del comercio
internacional. Las enfermedades, en la actualidad, se propagan con más rapidez que en el
pasado, cuando el
comercio fue de mucho menor tamaño e intensidad, muchas menores distancias y mucho menor número de los
lugares de destinación. La situación sigue empeorando a pesar del continuo
mejoramiento del conocimiento científico. Es decir, hay una discrepancia profunda entre el
conocimiento científico que se desarrolla rápidamente y la situación de la
salud animal poblacional en el mundo que empeora también rápidamente. Los servicios veterinarios públicos en vez de ser reforzados fueron
debilitados y en algunos países hasta desmantelados a un minimo absurdo. Las organizaciones veterinarias internacionales no se
opusieron, ni protestaron, ni alarmaron a los gobiernos y a la comunidad
mundial para proteger los servicios públicos insustituibles. Considerando la falta de servicios oficiales suficientemente fuertes en la
mayoría de los países exportadores, se puede deducir que el control incompleto
o superficial del comercio no puede garantizar la salud, es decir, que no puede
evitar la exportación de las enfermedades ! Las
enfermedades transmisibles de los animales se propagan diariamente por el
comercio internacional como nunca antes en la historia. Nuestro planeta está
siendo colonizada diariamente de una forma masiva por las infecciones animales,
inclusive transmisibles al hombre, provocando los sufrimientos y las muertes
prematuras masivas (el número de estos casos es incomparablemente x-veces mayor
a los causados, en el mundo, por todas las guerras recientes y el terrorismo actual).
En el año 1995 el Acuerdo sobre la Aplicación de las Medidas Sanitarias y
Fitosanitarias (acuerdo MSF) de la Organización Mundial del
Comercio (OMC) empezó de facto la globalización de las
enfermedades animales internacionalmente organizada, a pesar del preámbulo muy
atractivo, pero falso y engañante, “deseando mejorar la salud”.
¡En este documento no hay ni una
palabra para mejorar la salud y no se conocen los términos como “animales
sanos”, “productos inocuos”, “productos libres de patogénos”, etc.! Cada
comercio normal, ejemplo “fair”, aplica ante todo el principio básico de “riesgo cero”, que en nuestro caso requiere un
comercio de animales sanos y de productos libres de patógenos de las enfermedades animales. Esto fue reemplazado por admitir y soportar la propagación de la mayoría de las especies de
los patógenos a través
del comercio. Este concepto favorece a los mayores países exportadores en perjuicio de
los países importadores (principalmente de los en vías de desarollo). ¡Como la barrera non-tarifa se declaró a la protección de la salud de los países
importadores en vez de las enfermedades animales en los países exportadores !
Es decir, fue introducida una regulación global facilitando el comercio en
perjuicio de la salud animal y humana (el único propósito de OMC-MSF), dictando los límites casi
absurdos para la calidad sanitaria. En lugar de la liberalización dando la libertad de comercio a los países participantes, para ellos
mismos puedan decidir sin ningún dictamen externo. Así fue introducida la
“liberalización” de la propagación de la mayoría de las enfermedades transmisibles a través del comercio
internacional. No hay duda que los consumidores y los campesinos de los países
importadores no tuvieron la oportunidad de expresar su opinión a esta hostil
política contra ellos.
La OMC-MSF transformó las razonables recomendaciones de
la Oficina Internacional de Epizootias (OIE) para las condiciones de importación,
p r o t e c t o r a s m í n i m a s (con
la posibilidad de que los países importadores pudiesen definir estas
condiciones según su necesidad) en los l
í m i t e s m á x i m o s y o
b l i g a t o r i o s. Los requerimientos previos de un comercio “fair”, ej.
normal, para las garantías de calidad
(con la responsabilidad completa para las condiciones sanitarias garantizadas y
expresadas por los documentos de
garantía) fueron remplazados por los ya establecidos certificados veterinarios solamente informativos. La OIE cambió completamente su política original de protección de la
salud animal en un apoyo absoluto a la política antisanitaria de la OMC
conducente a la propagación y la globalización de las enfermedades.
Obviamente la
ganancia de los exportadores se convirtió en la más alta
prioridad también de la OIE, en lugar de la calidad sanitaria inocua. Parece que el
lema es: conseguir la máxima ganancia, sin poner interés a las consecuencias
sanitarias. Cuando un país comprador pide la importación libre de los patógenos (animales sanos o productos
inocuos) o la mejor protección que es el
límite del Código de la OIE, de acuerdo con la OMC-MSF (¡éste no
tiene nada que ver con la ciencia !) y la OIE, debe “justificar
científicamente” esta demanda absolutamente normal a la calidad. ¡Los países son forzados a aceptar también
las mercancías que no están libres de patógenos ! Los países están de esta manera obligados a
importar también las enfermedades, es decir a importar los nuevos problemas inesperados y difícilmente de solucionar.
Estos países están también obligados a pagar
no solamente la importación de las enfermedades, sino que también
las pérdidas de post-importación y la aplicación de muy costosas medidas contra
las nuevas epizootias. Los exportadores generalmente no contribuyen en nada a
estos costos, gracias ante todo al álibi
creado por el muy problemático método prescrito del “análisis de riesgo” devaluando la posibilidad de reclamar por una
importación dañina. Obviamente la iniciativa y el
fuerte apoyo de este abusado método
tiene su origen en aquellos países exportadores
con un exceso de producción que: no pueden garantizar el 100 % de la calidad, ej. la salud de los animales
y la inocuidad de los productos; no tienen un buen conocimiento de la situación sanitaria verdadera en su país; no realizan las pesquisas
nacionales para detectar la realidad sanitaria; no son capaces
significativamente de mejorarla a través del control efectivo y la eradicación de las enfermedades; no son capaces de controlar
efectivamente los servicios privados (veterinarios y laboratorios acreditados),
ej. no son capaces de garantizar la
calidad sanitaria de las mercancías exportadas no dañinas a los
países importadores, es decir exportar los animales clinicamente y epizootiológicamente sanos y productos libres de patógenos.
La OMC-MSF y la OIE son contrarios a los programas
internacionales que exigen la salud como son los de: la protección a los consumidores, la seguridad de los alimentos, la bioseguridad, el
desarrollo sustentable, el desarrollo económico y social, la reducción del hambre, la
reducción de la pobreza, la protección del medio ambiente, la “ salud para cada uno”, el bienestar de los
humanos, el bienestar de los animales, etc.
La consciente, premeditada y organizada propagación internacional de las enfermedades
es un c r i m e n y en el caso de las enfermedades peligrosas
transmisibles a los hombres es un crimen
c o n t r a l a h u m a n i d a d.
Importar una enfermedad es relativamente simple, pero
erradicarla es extramadamente difícil! Los pocos programas de exitosa
erradicación y los números limitados de
animales enfermos curados, no son en absoluto capaces de compensar la propagación masiva y rápida de las
enfermedades animales en el mundo. Demasiados resultados de control y de la
erradicación alcanzados por las generaciones
anteriores han sido gradualmente devaluados gracias a la “nueva política” de la
OMC y OIE causando también la pérdida de
motivación para empezar nuevos programas o
continuar con los programas existentes, u organizar amplias pesquisas activas
para conocer la realidad epizootiológica. Para los países exportadores es mucho
más fácil explotar (abusar) los límites
absurdos impuestos por la OMC-MSF y el Código de la OIE a los países importadores que
realizar los programas exigentes del control effectivo y de la erradicación. Muchos países exportadores prefieren aplicar la estrategia de “hacer nada” y exportar refiriéndose a la OMC-MSF y
OIE, donde tienen un apoyo internacional (este apoyo casi no se aplica a los
países importadores). Los servicios
públicos reducidos a menudo no son capaces de controlar el comercio de los
animales y de sus productos en el terreno, ni de supervisar a los veterinarios
acreditados que investigan los animales y sus productos, y que emiten los
certificados oficiales. No todos los veterinarios acreditados son independentes
de las entidades a las que pertenece la mercancía, plenamente confiable (la
ética antes de la ganancía no honrada), así como debidamente entrenados. No
todos los certificados veterinarios son confiables y corresponden al estado de la
salud. Cuando no se investiga activamente buscando la salud general y
específica = la situación real no se conoce = se puede
considerar por los países exportadores como saludables. De acuerdo con el Código de la OIE, el veterinario certificador tiene que confirmar solamente lo que conoce, es decir que sin realizar todas
las investigaciones pertinentes certifica fácilmente, no importando que se
tratase de animales afectados (portadores de los agentes etiológicos) o productos con patógenos. La exportación se realiza sin
garantizar la salud verdadera !La exportación de las
enfermedades es prácticamente impune! En otras
comodidades (inanimadas) este sistema absurdo es inadmisible como algo
inaudito.
En el caso de rechazar estas mercancías, sin la garantía
necesaria, la OMC-MSF y el Código de la OIE requieren la
“justificación científica” basada en el llamado “análisis de riesgo” lo que en la práctica no es nada más que una
presión a los países importadores para que acepten las mercancías sin las
garantías cualitativas sanitarias necesarias. El método teórico del “analisis de riesgo”, tal como está descrito en el Código de la OIE para “facilitar el comercio internacional”, ha demostrado ser
un instrumento irreal, no transparente, no convincente y no defendible para “desarmar” a los países importadores
evitando su protección necesaria y las reclamaciones en casos de importar las
enfermedades (su propósito principal). El abuso de este “método” facilita exportar
prácticamente sin riesgo para los exportadores y sin la necesidad de
realizar los programas exigentes para erradicar las enfermedades
infecto-contagiosas en el país así como en las granjas exportadoras.
El uso del análisis de riesgo de las enfermedades así
como de los fenómenos multifactoriales y multietiológicos no es nada nuevo en
la historia de la medicina veterinaria.
Lo n u e v o
e s e l a b u s o
d e e s t e m é t o d o
p a r a r e e m p l a z a r l a
g a r a n t í a d e l a
s a l u d de los animales y de
los productos exportados. Este riesgo no es cuantificable, es decir no se puede
medir: cada uno logra resultados diferentes al realizar un análisis en las
mismas condiciones dependiendo de los criterios seleccionados y de los datos
disponibles. Los países importadores necesitan las garantías de inocuidad
con la certeza máxima y no sólo conocer el grado problemático de riesgo.
Las autoridades nacionales,
responsables de la protección de la salud en
su país, deben tener el derecho de decidir sobre las condiciones para las
importaciones (cada caso es diferente!) sin ninguna interferencia o dictamen
externo. Que los países resuelvan sus
problemas, inclusive con los compromisos eventuales. La producción ganadera nacional debe ser
apoyada para reducir la dependencia a las importaciones arriesgadas. Los servicios públicos
veterinarios, de acuerdo con las necesidades y las nuevas condiciones, deben
ser significativamente reforzados y apoyados por la legislación favorable a la protección de la salud.
Un analisis detallado vea en http://vaclavkouba.byl.cz, en particular
en http://vaclavkouba.byl.cz/epizglobal.htm
(« Globalización de
las enfermedades de los animales »)
y en una carta al Señor Ban-Kimoon,
Secretario General de las Naciones Unidas, enviada al 27 Julio 2008 - http://vaclavkouba.byl.cz/UNSG.htm,
incluyendo mis recomendaciones concretas.
Estoy convencido de que ninguno de
los veterinarios responsables quisiera que las generaciones futuras inculparan
la nuestra por dejar globalizar las infecciones animales, no obstante a que
tenemos tantas informaciones científicas y experiencias prácticas como nunca.
Es por eso necesario, urgentemente, parar la actual politica internacional
criminal contra la salud animal y humana, así como también contra la biosfera
de nuestro planeta.
Por lo tanto, la historia veterinaria debe
« excavar » las experiencias y las informaciones pasadas,
analizarlas profundamente y utilizarlas para cambiar la situación actual en favor de la globalización de la salud de las poblaciones animales en el
mundo entero.
¡ La tarea
más urgente es p r o t e g e r l o s a n o!
¡ La ley fundamental de la medicina es primeramente no
dañar - P r i
m u m n o n n o c e r e
!